Adjuntamos el discurso de despedida con el cual quisimos rendir un homenaje por todo lo que nos entregó en vida.
ADIÓS TÍA TUCA
QUERIDOS
TIOS, PRIMOS, SOBRINOS Y AMIGOS
ME TOMÉ LA
LIBERTAD DE PEDIRLE A LOS HERMANOS LORCA ARAYA QUE ME DIERAN LA OPORTUNIDAD DE
DESPEDIR A NUESTRA QUERIDA TÍA TUCA EN SU PARTIDA DEFINITIVA DE ESTE MUNDO. Y
LO QUISE HACER NO SÓLO EN MI CONDICIÓN DE HABER SIDO SU SOBRINO MAYOR, SINO
TAMBIÉN PARA RENDIRLE UN HOMENAJE Y DARLE LAS GRACIAS POR TODO LO QUE NOS
ENTREGÓ EN SU VIDA.
PERMITANME DEJAR DE LADO LOS LUGARES COMUNES O FRASES
CLICHÉS QUE SUELEN EMPLEARSE CUANDO SE DESPIDE A UN SER QUERIDO, PARA
INCURSIONAR EN ASPECTOS MÁS PERSONALES CON LOS CUALES INTENTO TRAZAR SU
SEMBLANZA.
La tía Tuca
perteneció y vivió en otro Chile. Un país más solidario, acogedor, fraternal e
inclusivo. Preocupado por el prójimo. Vino del campo, cuando entonces no hablábamos
de regiones sino que simplemente mencionabámos sus nombres: Cachapoal, Concha y
Toro, Peumo, Codao, San Vicente, Larmahue, Pichidegua. Nombres de algunas
localidades y pueblos de nuestro campo que la tía Tuca recorrió en sus años
juveniles cuando participaba activa y entusiastamente de la vida campesina en
todas sus facetas, desde las típicas fiestas y paseos campestres hasta las
competencias deportivas.
Es cierto que era una vida
simple, sencilla, si se quiere modesta, sin celulares ni otras tecnologías
sofisticadas, pero llena de fuertes valores éticos y morales que, en
definitiva, son los que valen porque
trascienden y se transmiten a sus descendientes.
Como no recordar los
muchos momentos compartidos con ella en la casa del abuelito Andrés y la abuelita
Berta, en Cachapoal, donde los sobrinos santiaguinos pasábamos los veranos de
nuestra juventud, que incluían el obligado paseo, entre comillas, a la parada
del tren en Concha y Toro, donde religiosamente, en horario diurno y nocturno,
esperábamos la pasada y detención del convoy, ya fuera para esperar a un
familiar que venía de Santiago, o recibir ansiosos los diarios y revistas que
llegaban de la capital. O simplemente para conversar con los lugareños en un
rito simbólico que en esta época echamos mucho de menos.
La tía Tuca participaba de
toda esa vida y, en muchas ocasiones, acompañaba como una seguidora más al
equipo de fútbol del club Concha y Toro en los partidos con otros combinados de
la zona.
Luego vino su etapa en
Santiago, donde-gracias a su firmeza y determinación- formó pareja con el tío
Pancho, de la que nacieron sus cuatro hijos, uno de ellos –el mayor, Cristián- residente
desde hace años en los Estados Unidos. Cristián tuvo la dicha de tener a la tía
Tuca en su casa, en lo que fue una verdadera hazaña porque la tía era reacia a
salir del país y menos subirse a un avión.
Estoy seguro que cada uno
de ustedes guarda en su mente y su corazón más de alguna anécdota de su
relación con los Lorca-Araya.
En lo personal, y
excúsenme ser autorreferente, guardo los recuerdos de la casa de Armando Mock,
en Macul, donde crecieron Cristián, Rodrigo, Claudio y Pancho.
En mi época de estudiante de
la Escuela de Periodismo de la Universidad de Chile, frecuentaba regularmente
su casa porque quedaba cerca del pedagógico y en muchas ocasiones tenía que
volver a clases en la tarde, con lo cual me evitaba el largo y tedioso viaje a
la comuna de San Miguel donde vivía entonces.
Fue inmensa la generosidad
de los tíos en aquella época y la rúbrica la pusieron en los aciagos días
después del 11 de septiembre de 1973 cuando la tía Tuca y el tío Pancho me
cobijaron y dieron protección en momentos muy difíciles para mi integridad
física.
Así fue la tía Tuca. Fiel
representante de la familia Araya Núñez. Desprendida, afectuosa, generosa y
cariñosa. Seguramente en estas horas nos está mirando desde algún punto del
universo y sentirá la satisfacción de haber cumplido cabalmente su misión en su
paso por esta vida terrenal.
Tía Tuca. Tal como antes
prometimos a quienes te antecedieron en este tránsito hacia el más allá, le
haremos honor –como tú lo hiciste- al apellido que llevamos con orgullo. Los
Araya con todas sus variantes familiares colaterales. Tía Tuca, descansa en
paz.
No comments:
Post a Comment